Sí, ayer fue martes, y seguro que estáis esperando a que escriba la frase de todas las semanas, pero contrariamente, ayer no me desperté siendo un martes cualquiera, ayer estaba despierta una hora antes de la hora de ir clase... qué hacía despierta a las 6.00h? no lo sé, quizá mi cuerpo se haya cansado de dormir tanto o quizá esté nerviosa por los pocos días que quedan para largarme de aquí, ni idea, pero desde luego las 6.00h no son horas para estar despierta sin motivo, como tampoco son para levantarse a hacer pan, como estaba haciendo mi americana cuando me desperté! Esto es una locura, yo intentando dormir lo máximo posible para que se me pase antes el tiempo, y la gente levantándose de madrugada a hacer pan...
Me fui a clase, como todos los martes, allí no sucedió nada extraordinario, sólo un sentimiento extraño que nunca había sentido, y es que ver cantar a toda una clase de francés la canción del tamborilero de Raphael, puede llegar a emocionar, sobre todo si estás tan lejos de tu casa...
A la vuelta comí y dormí una horilla de siesta (una cosa es que me haya despertado muy temprano y otra es que no duerma siesta, que es martes jeje), fuimos a la lavandería e hicimos unas comprillas. Así se me pasó más o menos rápida la tarde.
Por la noche cenamos juntas, que la verdad, llevabamos mucho tiempo sin hacer algo juntas las tres. Estuvimos jugando a algo extraño de unir números, pero cuando ya habíamos sumado demasiado decidimos ir a dormir.
Sin más, à demain!
No hay comentarios:
Publicar un comentario