
Esta ciudad es muy bonita, un poco más moderna que la de ayer, pero con edificios muy particulares también. Pero lo que más impresiona es la enorme Catedral, también muy castigada por la II Guerra Mundial.
El calor nos vuelve a atacar y hoy ni hablábamos de la fatiga que nos provocaba, porque además, estaba nueblado y había ¡un bochornazo!
La comida aquí es impresionante, no sólo los sabores sino también las presentaciones de los patos, que dejan admirado a cualquiera.
Antes de irnos de la ciudad hemos dado un paseito muy agradable en barca por los canales de Amiens.
Mañana nos espera un día más ajetreado visitando las playas más bonitas de Normandía y sus acantilados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario